“Es mejor mirar al cielo que vivir allí”
(Truman Capote en ‘Desayuno con diamantes’)
Por las nubes teñido de ceniza
el cielo no se libra de la afrenta,
cegándose la tarde en la plomiza
borrasca despiadada y turbulenta.
Lo observas con mirada asustadiza,
recelas de que el sol torne en sangrienta
la estampa de esa imagen llovediza
del nublado anunciando la tormenta.
Y entonces lo comprendes al instante,
la gloria que hay detrás del proceloso
cielo, del huracán amenazante,
es mejor aguardarla desde el foso…
Lo incierto del Edén es inquietante
por mucho que lo cuenten muy hermoso.