Ámame lento, de a poco,
apasionadamente y con ganas,
no te esfuerces en promesas
que no cumplirás mañana,
amor, es corta la vida
y la libido muy amplia,
nacen y mueren las flores
mientras tú no inicias nada.
Despleguemos nuestras alas
suavemente, con ternura,
antes que llegue el invierno
y se calme esta locura.
Para qué quiero tu nombre,
ni tu pasado o presente,
quiero tu cuerpo, tu boca
con tus manos y tu frente,
y esas palabras pequeñas
que caben en una flor,
o en el trébol matutino
que se mueve en derredor.
Así, acaríciame con dulzura,
susurrándome muy bajo,
deseo perder la cordura
ciñéndote en fuerte abrazo,
mientras bosques y maleza
reverencian nuestros pasos,
caminarémos bien juntos
admirando esta grandeza.
(Chofa)