En la multitud de estas variaciones
mi voz es un grito en medio del mundo
donde busco por lo menos;
que el zaguán no luzca vacío.
Sí...
En los periódicos leo escombro,
días nublados y montañas de noche.
Los vasos de agua que me tomo,
se enturbian de pálidos atardeceres,
días de tempestad y mañanas con polvo.
Aún así, en el nuevo amanecer
me preparo un café y lo saboreo como en aquellos días;
donde las velas eran casi inmunes al viento
y los sepulcros se ahuyentaban con las oraciones.
No dejo de abrazar la aurora
aunque el futuro se presuma lluvioso
con la suave brisa que me acaricia desde adentro
edifico al conjuro para las carretas llenas de fantasmas
que avisto a diario.