La gente muere de recuerdos,
pero no viene uno y dice:
“este murió de recuerdos”
porque los recuerdos también
son silencios
y el silencio es lo que queremos olvidar.
Pero uno no olvida los recuerdos
no se pueden olvidar,
ustedes saben mejor que yo
qué pasa cuando silenciamos el dolor
qué pasa con las paredes que habitamos,
qué pasa con la sala de la casa,
con el patio,
con las bancas de los parques,
con los seres queridos que nos ven,
qué pasa con la noche y el amanecer.
Nunca contamos lo que queremos olvidar
y es lo que queremos olvidar lo que nos define,
esos silencios son lo que nos definen
por eso les digo que ustedes lo saben
porque yo solo vengo a hablar de la existencia
de los silencios
como los tuyos o los míos
y aunque se cierre la puerta
el sonido de los olvidos
la abrirá con nuestras manos
y de pronto la gente
cercana
se convertirá en espejos
y será el mundo
una habitación llena de olvidos.
Por eso la gente se muere de recuerdos
y por eso en las lápidas de las tumbas
solo ponemos fechas.