Había una vez un bosque muy hermoso y en el habita un zorro, pues, su forma de cazar no era la mejor. Cuando él iba a cazar el viento hace un remolino de viento alrededor de él, y no siempre lo deja cazar. El viento lo seguía y lo perseguía muy apresuradamente y muy intensamente, si cuando fue a comer lo que cazó, también, el viento hace un remolino de viento a su alrededor y no lo deja ni comer. Hasta que el zorro se armó de valor y de valentía y le pregunta al viento que…
-“Oye, ¿por qué tú me persigues tan persistentemente?”-,
Y el viento dejó de soplar quedó tranquilo y sosegado y con un silencio aterrador y le dijo el viento al zorro que…
-“Oye, ¿por qué tú me gustas mucho…y te seguiré por siempre...?”-,
Y el zorro molesto, pero no, incómodo, se dedicó en cuerpo y alma a dejar de hablarle al viento. Y el zorro intranquilo, cae por un hoyo y el viento lo saca con su fuerza de viento y el zorro no le agradece por ello. Cuando el zorro le pregunta al viento que..
-“Oye, ¿por qué me sacaste de ese hoyo?, porque sin tí, no hubiera podido salir…”-,
Y el viento calló y le sopló alrededor de él y le dice…
-“Es que tú me gustas mucho…”-,
Y el zorro le riposta que…
-“Y tú también amigo…”.
Y el viento más y más, le soplaba en el cuerpo y le pregunta el viento al zorro que…
-“Oye, ¿y ese olor tuyo, que por eso me gustas tú…”-,
Y el zorro muy apresurado en volver a cazar le dice que…
-“Si desde que caí en el hoyo huelo así…”-,
Y el viento le dice más que…
-“No, no, no, no, si tú siempre hueles así…”-.