Yo, enfermo de su presencia da mi corazón,
que tocar sus carnes es tocar el universo.
De aquí, que en este poema, dedique cada verso
al trasero más gamberro y de más veneración.
Mi obsesión, que descoloca a mi corazón,
siempre piense en las nalgas como ese universo
que me lleva a la locura, no pare ni en verso,
que algún día me matará por tal veneración.
Porque entiendo yo, que no es grosería
querer constantemente y celestialmente todo ano pleno
que a mala reputación le precede, sirva de guía
en la faz de todo caballero, y que no hay freno
que lo pare, pues creo yo, queda mucha más alegría
que pesares, acabe diciendo:¡vaya culo más bueno!.
NACHO REY