A Sofia
Miro el mar y al recordar tu voz
he comenzado a criar anémonas eloquecidas
en mi mente.
Ese mar, tu mar, se abalanzó sobre mi muelle
rompiendo aciagos pensamientos.
Quizá solo tú puedas romper
la inanidad de las cosas,
donde el dolor del tiempo
hiere mi pecho.
Tu voz me llama.
Llevas en ti el lenguaje
perfumado de las olas
al quebrar su razón entre las rocas.
Una gota cae sobre mi mano
y siento la profundidad de tus aguas.
Arriba el sol viudo señala el pulso
indiferente de los sueños
sin detenerse en el aguaje
de un te quiero,
pero bajo mi piel
me sobran los abrazos
tras el burdo cortinaje de la tarde.
To voz me llama.
Confusa pasión y vacilante olvido.
Fue un año tan distinto
que ni el mar en su resaca se atrevió
a llegar de veras o llevarse tus palabras.
Tu voz me llama.
Acaso te volverás flor pasajera
que en el bosque voraz de mi cuerpo
va propagando incendios?
Tu voz me llama.
Y sobre la noche,
dejame descubrir bajo tu blusa
el esplendor de tu doble luna.
Tengo una casa deshabitada en el corazón,
lista para llenarse con tus rosales.
Pronto mi molino no girará sin tu aliento
ni en mi cuerpo quedará sangre que hinche
la memoria mustia del lirio del deseo.
Tu voz me llama.
como junco doliente,
desde tamaña lejanía.
Ya no alcanzó a ver tus juramentos
y mi premura por ver tu desnudez
sobre mi alma se acrecienta.
Acaso no entiendes
que ni la más profunda pena mia
hará más claro el aire tuyo
si al filo de un llamado
otras manos acuden y sólo me dejan
la simple muerte de tus días,
aunque tu voz regrese...
y me llame.
JUSTO ALDÚ
Panameño
Dic. 2020