Ese año se decidió juntar a la familia en casa del tío Ventura, quien contaba en un pequeño pueblo a dos horas de la capital con una casa losuficientemente grande para la reunión de los hermanos y sus respectivas familias, la abuela Emilia no podía faltar pues era la encargada de preparar el ponche y el dulce de ciricote que ninguna hija o nuera había podido igualar. El tío Ventura poseía en su terreno varias aves de corral incluyendo algunos pavos, de entre éstos, por costumbre se escogía cada año el mejor cebado para preparar la cena, y ciertamente había uno que destacaba entre la pavada no solamente por su tamaño y buen peso, sino también por su bravura, se trataba de un ejemplar negro, que no solamente se liaba en constante batalla con los gallos, el perro e incluso algún desprevenido humano, no importaba cuántos gallos se le enfrentaran ni qué tan bravo fuera el perro, éste pavo se valía de certeros picotazos, patadas voladoras y violentos aletazos para corretear a sus rivales, no salía ileso, desde luego, pero poseía una vitalidad envidiable, el mismo Ventura y sus hijos reconocían que ese animal no le temía a nada ni a nadie y era muy difícil quitárselo de encima si alguien jugando, se le enfrentaba con un machete, una tranca o atrapaba alguna pava y ésta forcejeaba por soltarse, el gran pavo se ponía colorado como un tomate, lanzaba su grito de guerra y corría al rescate de su hembra, \"matar o morir\", parecía SER su lema; para mantenerlo a raya fue necesario aislarlo en un gallinero y mantenerlo allí hasta el día de su sacrificio.
Pues bien, el día nochebuena fueron llegando desde temprano los parientes, y mientras los niños corrían por todas partes y se ponían al tanto los unos de los otros, comenzaron los preparativos y las compras para el escabeche que compartirían al anochecer. Los niños y la abuela Emilia fueron advertidos de que no se acercaran al gallinero so riesgo de ser atacados por la cena, la abuela Emilia sin embargo decidió ir a echar un vistazo, y se acercó cautelosamente a los dominios del pavo, éste bailaba tranquilamente, era un buen ejemplar, sus plumas brillaban al sol, su cabeza estaba llena de cicatrices, producto de sus continuos pleitos,\"así que tú eres el terror de los corrales\" dijo la abuela, el pavo continuó su danza in quitarle la vista de encima, \"no deberías ser pavo\" dijo, y regresó a la casa.
Pasaban las horas, las mujeres sacaron la mesa al patio y encendieron la leña donde colocaron la cacerola donde herviría el agua para desplumar al pavo mientras Ventura y Chulim fueron por él para sacrificarlo, para ello llevaban un costal y una soga, a los pocos minutos se escuchó un escándalo procedente del gallinero y los niño corrieron a ver qué pasaba: el gran pavo aleteaba y brincaba, rebotando en el alambrado del gallinero mientras el tío Vetura trataba en vano de apresarlo con el saco y el tío Chulim de lazarlo con la soga, los niños reían y un primo dijo: -
-¿cómo es que dos no pueden con un pavo? ¿a poco tiene más cojones que ustedes juntos?
el tío Ventura le respondió:
-¡Coño! ¡deja de criticar y ven a ayudarnos!¡éste animal es un demonio!
Muy confiado fue el primo, pero de alguna manera el pavo se dio cuenta y supo aprevechar la aportunidad, pues apenas escuchó la cerradura, el pavo voló velozmente y se abalanzó sobre la puerta, logrando con su peso empujar al primo que cayó de sentón mientras el ave emprendía la veloz carrera hacia su libertad.
-¡Serás pendejo, Didier, por tu culpa no habrá escabeche!
Sin pérdida de tiempo, el pavo buscaba una vía de escape y de paso cruzó por encima de la mesa donde las mujeres picaban y amasaban los ingredientes, pisando y esparciendo verduras, volcando tazones y tirando cuchillos y cucharas.
-¡Agárrenlo¡¡Que no brinque la albarrada!
Gritaba el tío Ventura mientras niños y primos perseguían y trataban de acorralar al pavo. La abuela Emilia estaba en el umbral de la casa, viendo todo el caos, muy atenta. El pavo, al verse asediado cambió de estrategia, y arpovechando la cercanía de un gran tamarindo, puso en práctica una habilidad de alpinista que no le conocían y así, trepando de rama en rama pudo estar, al menos momentáneamente fuera del alcance de sus perseguidores.
-¡Me lleva la chingada!¿Y ahora cómo lo bajamos?- Se preguntaban, al pie del árbol Ventura y sus hermanos.
El pavo, mientras, desde una alta rama, con su glugluteo parecía burlarse de ellos.
-Pues déjalo ahí y sacrifiquemos otro- Dijo Isidro.
-¡De niguna manera! -respondió tajante Ventura- ¡De mí no se burla ningún pajarraco!
-Aventémosle piedras con el tirahule- Dijo uno de los niños.
-Trae la horqueta, hay que sacudir la rama-Dijo Elodia.
En poco tiempo , bajo el tamarindo se inició el asalto, uno de los muchachos subió, pero sólo consiguió rasparase los brazos y la cara, sin lograr acercarse a la delgada rama donde el pavo se encontraba, muy pocas piedras lograban dar en el blanco, lo cual no inmutaba al animal que las resistía ni las sacudidas de las ramas lo espantaban, él continuaba con su glugluteo.
Las mujeres se impacientaban.
-Ya déjenlo, vamos abuscar otro pavo.
-¡Que no!-Dijo Ventura molesto y se dirigió al interior de la casa de la cual salió de nuevo con una escopeta de caza.
-¡Lo voy a bajar a como dé lugar!
La abuela Emilia, que hasta entonces había permanecido callada, al verlo apuntar le gritó:
-¡Alto!
Todos voltearon a verla
-Si le tocas una sola pluma a ese pavo nadie beberá ponche ni comerá dulce de ciricote nunca más.
Todos quedaron atónitos, más aún el pobre Ventura que no alcanzaba a articular palabra, tía Bana preguntó:
-¿Qué dices mamá? Es sólo un pavo, lo criamos para comer.
- Pues yo he visto algo más, ese pavo vale más que muchos hombres que yo conozco, es un animal, pero su espíritu es indomable ¿acaso habían visto algún otro capaz de defender sus hembras y su vida de esa maneera? No merece tal suerte, así que tú, Ventura, acepta tu derrota y ve a guardar la escopeta, lo tuyo es recurso de cobardes.
-Pero mamá, ¿tendremos que cambiar ese pavo grande y jugoso por dos flacos? no es justo.
-No sería una victoria honorable si sacrificaras a los de su misma especie en su lugar, hoy no cenaremos pavo.
A los niños y a los jóvenes todo aquello les hacía gracia, un primo, Martín, se acercó al árbol y, levantando el brazo hacia el pavo, como hacían los antiguos romanos para tomar juramento exclamó con solemnidad:
-!Salve, Oh pavo¡¡tendrás larga vida!
La risa no se hizo esperar , los niños aplaudieron emocionados, mientras Ventura,desconcertado y furioso gritó:
-¡¿Qué les pasa hoy?!¡¿Acaso se han vuelto locos todos?!¡Hoy es nochebuena,quiero comer pavo!
Su esposa, sonriente le respondió:
-Pues tendrás que ir con tu compadre Poncho, esto ya está decidido.
-Con voz casi ahogada le preguntó a la abuela Emilia:
-¿Y pollo?...
-Cenaremos brazo de reina, hoy ningún animal será sacrificado, noche de paz, noche de amor.
Desde lo alto de la rama, e iluminado por el sol, el pavo, brillaba trinfante celebrando su victoria con sus incesantes glugluteos.
Esa nochebuena, nadie se quejó por ausencia del escabeche, todos, a excepción de Ventura disfrutaron la cena vegetariana, el exquisito ponche y el delicioso dulce de ciricote, hubo licor para los adultos y mucho baile mientras el héroe descansaba tranquilamente en su gallinero, sin embargo y para evitar un futuro magnicidio a manos del tío Ventura, la tía Alicia aprovechó la oscuridad para trasladar al indultado a su propia casa donde fue padre de varias camadas y murió de muerte natural tiempo después.