Podría un sentimiento incondicional volverse condición indispensable. Podría la lejanía volverse más cálida que los metros que separan a una puerta del huésped. Una condición del azar el juntar dos instantes y dos amantes, como el que colecciona figuras de artesanía, como el que busca la pieza del puzzle que conecte cielo y tierra. No todo tiene sentido; no todo tiene una razón de ser: y tú eres el mejor ejemplo.
El reloj nunca se aceleró al avanzar y las agujas nunca marcaron el momento incorrecto: tú decidiste el instante y yo puse el resto. Lo llamas destino y yo lo llamo azar: no busques la respuesta, no la hay. Más allá del horizonte no te espera otra cosa más que un mar infinito; más allá de tus ilusiones por convertir nuestro encuentro en algo eterno se extienden mis deseos de reunirme en espacio y tiempo contigo; ya lo hicimos una vez. Hagamóslo de nuevo: allí donde los dos sabemos, donde ni mapa ni brújula encuentran ubicación. Allí estoy esperando tu presencia, mientras mi imaginación hace el resto.