Sus redes son sutíles
como tibio viento vespertino
que acaricia el rostro
cual suave canto hialino.
Te atrae ofreciendo dulce miel
de la flor más hermosa extraída
que te enreda los sentidos como torre de Babel
en la oscuridad dejando la conciencia perdida.
Es veneno vertido en copa fina
que se antoja beber de ese mar hasta la ultima gota
pero ahoga los sentidos en tóxica marina
como preludio de dolorosa derrota.
Te invita descansar en argenteo día
bajo el manto de su apacible sombra
que incauto aceptas su ínfima valía
pues de mentira y tración es la alfombra.
Es brillante y atractiva
pero es un engaño, es falso oro
la haces tuya sin notar que es nociva
y al hacerlo pierdes dignidad, el orgullo y el decoro.
Ay mala suerte
como te vine a encontrar
si bien estaba sin verte
lejos de tu mirar.
Quítame Dios bendito
este cruel pesar
que esos ojos malditos
el corazón me van a destrozar.
Que pase de largo, que se vaya
que apresure su andar de muerte
que no detenga su mesalina presencia
que es sinónimo de mala suerte.
Gastón Medina Vázquez