Las amapolas
esperan tu mirada
en las mañanas.
También las rosas
desean tus caricias
y el ¡buenos días!
Y mientras tanto,
yo espero que tú pases
por la alameda.
Unos paraguas
se abren a los cielos
buscando al sol.
Pero las nubes
impiden que se vea
el astro rey.
A cambio de ello,
nos dejan su tristeza
en unas lágrimas.
Busco tus ojos,
no quiero ver la lluvia
tras tus pestañas.
Busco tus labios
y en ellos las palabras
que espero ansiosas.
Te doy la mano,
te abrazo y te acaricio,
¡ya brilla el sol!
Rafael Sánchez Ortega ©
17/08/20