Quizá sea mi locura
adorarte ciegamente
y vivir eternamente
prendido de tu hermosura.
Aunque mi orgullo procura
arrancarte de mi mente,
mi corazón tan ardiente
solo anhela tu ternura.
Yo sueño constantemente
que tu mirada tan pura,
me alumbrará tiernamente
con infinita dulzura;
ésta pasión vehemente
que provoca tu figura.
Autor: Aníbal Rodríguez.