Quisiera ser hija de cualquier Saurio
un profeta
un general
o un ermitaño
Hermana de un magnate acaudalado
y perderme en su follaje
Segura estoy que el mundo se abriría
y entre alfombras del más fino linaje
me sentarían a la diestra del futuro
Pero no soy mujer de nadie
hija de unos pobres vagabundos
y hermana de un pedazo de intemperie
Solamente poseo una corbata al cuello
los pétalos de un amor tardío
y un poquito de talento entre mamparas
Quién pudiera tocar las puertas del oeste
donde sube el topacio capacitado en oro
Quién pudiera llegar al paraíso
penetrar hasta el polen
y rumiar para su estómago
los mejores bocados
Pero sigo siendo mujer de nadie
haciendo malabares
sin historias importantes
ni precisas
En una ciudad sin sol
y de naranjas ácidas
En una triste aldea
de cuerpos abreviados.