El mundo es noche, y la ceniza ayer era rostro.
Camino entre dardos y fuego oprimido.
Mis ojos son incertidumbre y las columnas novenario.
Traigo pocas velas y todo el viento en contra.
Raspo mi fósforo y no logro más que un sonido que se propaga por la oreja amputada de Van Gogh.
La noche persiste
incluso
se ha tragado a mi sombra
aún así
apelo a la esperanza de los sabios
sin ser sollozo ni murmullo.