¿En qué recóndita isla se extravió? Un alma entristecida clama ser rescatada, el cautiverio le brindó un dolor perpetuo, ansiando a su caballero ignorando que los cuentos son solo eso, lágrimas silenciosas se deslizan por su rostro ajado, atrapada en una prisión disfrazada de castillo, los sueños de libertad obligados a permanecer ocultos, anhelos sepultados en su ser, las aves que una vez trinaban a su ventana, hace años que se marcharon, su canto un recuerdo distante, la sombra de sus miedos la encierra en sus fríos brazos, ¡Qué pena! aún desconoce que todo fue un espejismo, conminada a cumplir una condena inmerecida, creció sin conocer lo que la libertad verdaderamente aflora, atormentada por el miedo de ser descubierta, condenada a muerte si su esencia se rebela, exiliada de la luz del sol, sin esperanzas de su calor, un alma que, tristemente, perdido su rumbo.