Los años han pasado, veloces, inclementes,
mas guardo en mi memoria, la bella navidad;
aquella, que de niños, con gran felicidad,
juramos adorarla con frases vehementes.
Recuerdo las miradas, tan tiernas y fervientes,
que portan esas luces de bella eternidad,
y tienen las pupilas, la hermosa claridad,
que tienen en el alma dos niños inocentes.
¡Con quince primaveras, se cubre nuestro anhelo,
de aquellas ilusiones que nacen cual la flor;
y tienen ese brillo tan límpido del cielo,
que brilla con los rayos del más sagrado amor;
aquel amor que viene, lo mismo que un riachuelo,
corriendo por la estepa sereno y soñador!
Autor: Aníbal Rodriguez.