Esteban Mario Couceyro

El pasajero ausente

El asiento, a mi lado, sobre la ventanilla

está vacío

la formación, comienza el avance

con lentitud

el aire se ioniza en un suave zumbido

ya dejamos la estación

y las luces de los anuncios

desaparecen

solo una infinita sucesión de luces

marca el túnel

y un veloz avance.



Hay pocos pasajeros

cada cual en lo suyo

todos sentados

y nadie a mi lado.



Cuando subí, pensaba

que como ayer

a mi lado

ella se sentaría

al lado de la ventana

mirando la nada.



Hermosa mujer

ya estaba cuando me senté

apenas miró

de reojos

tan bellos sus ojos

y la voz suave como un paño

contestó el saludo.



Tres estaciones pasaron

mientras su aroma

del amanecer de rosas

me llevaron

por cielos de ojos entornados.

Cuando

casi como un hilo

su voz

me dijo que bajaba.



Hace una eternidad

que viajo ausente

en este vagón

que ya no para

en ninguna estación.