No basta el sol para alumbrar la muerte
si escondido tras su sombra va el olvido,
y revela a nuestros pasos el camino
a la extraña plenitud que da el silencio.
Alberga todo ser su propio abismo
y a cada paso delimita sus fronteras,
mas el suelo, aquella imagen o espejismo,
se hundirá en la madrugada, cualquier día,
cuando el sol entre las sombras no despierte,
pues la luna son los ojos de la muerte.