SIN MARCHARSE.
Se fue sin marcharse,
porque en mí se quedó,
aquel besó que me dio
y la lágrima por llorarse.
La vi irse sin despedida
y pensé que la perdería,
pero se quedó en mi vida,
cual distancia y su lejanía.
Muy triste la vi marchar
y acaso me fui con ella,
como ola que al reventar,
deja en la arena su huella.
No está. Más está conmigo.
En mi constante respirar
y la ansiedad de un suspiro,
que conmina a no olvidar.
Y aunque la tenga en olvido,
en ese olvido la amo, la vivo,
tan unida a mi pertinaz amar,
como la culpa se une al pecar.
Y a mi alma toca la añoranza,
como el viento azota al ventanal
y se quiebra en mí la templanza,
cual prólogo sin epílogo final.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)
Diciembre 28 del 2020.