¡Cuando las tardes, serenas brillan,
cuando se mira partir el sol,
cuando la alondra, silente emigra,
siento en el alma vibrar tu amor!
¡Cuando amanecen las margaritas
con el rocío que Dios mandó;
viendo lo verde de tus pupilas,
siento en mis venas tu gran pasión!
¡Cuando la luna su luz envía
miro en sus rayos el arrebol,
de esa mirada tan cristalina
llena de ensueños, y de ilusión;
cual la mirada de dulce ninfa
cuya ternura me cautivó!
Autor: Aníbal Rodríguez.