Podrán venir huracanes
que destrocen arboledas;
podrán quemar las montañas
pero no las primaveras.
Podrán fenecer los mares
y los ríos con las quemas;
pero nunca los inviernos
con abundantes tormentas.
Podrán morir los cenzontles
si sus alas se las quiebran;
pero vivirá el otoño
soplando sus brisas frescas.
Podrá venir la sequía
que dañe todo el planeta;
pero aún en el verano
mi amor por ti no muriera,
porque la pasión es grande
y mi corazón se aferra,
a la tan dulce esperanza
de que algún día te tenga
en mis manos, en mis brazos
derrotando las quimeras,
noche a noche, paso a paso
aunque mi alma quede presa.