En la soledad,
cuando los pesares y los recuerdos se juntan,
sólo, con un verdadero hermano cuantas…
Hermano
Hermano, hoy te pido un consejo
tratando de animarme,
me atrevo a preguntarte;
¿Qué sabes tú del alma y del cuerpo?
¿Cómo es que de pronto, siento tanto miedo?
Voy entristecida caminando lento
y en cada estación, cambian mis anhelos,
por eso no hallo mi consuelo.
Tú que conoces todos mis sentimientos,
que cada rincón llenas de recuerdos,
y nunca interrumpes ninguno de mis sueño.
¿A acaso es tonto pensar que sin Dios no hay vida?
Él le da valor a las almas perdidas.
Volviendo un poco a mí,
no tengo resentimientos,
pero siento soledad y angustia de momento.
El otro día te vi, animando a un enfermo,
mi enfermedad no es de amor
porque amo, porque creo,
simplemente que a pesar
de ser parte de este tiempo,
de pronto me siento ajena de la gente,
del futuro que no se detiene
y llega sin remedio,
pasa, no se detiene.
Hermano, continua con tu vuelo
sólo acuérdate de mí,
y cuando vuelvas,
espero que me encuentres,
mejor, de lo que ahora me siento.