—¿Qué si era calamitoso el barrio donde crecí?..!jmmm¡
fíjate que sus nubes no anunciaban la lluvia dibujando ositos de peluches surrealistas, escribían:
— , ¡Corre, porque te mojo esas cuatro letras!,[así de directo] valga el eufemismo.
El viento impúdico de ese lugar no sabía silbar como los vientos de otros barrios en alocuciones latinas entre silbidos [Carpe Diem], este parecía eructar en tus oídos con ronquidos morbosos diciendo:
—pelea, pelea…¡peleeeaaaaa!—
El entorno era violento en toda su extensión, tanto así que los grafiteros cambiaron el errático [sic] «te amaré x 100pre» por “No votes, ármate y lucha” . Si alguno prescindía de su militancia y anunciaba el advenimiento del redentor, se esmeraba en advertir que este vendría enfadado, de antemano, subrayaba el enojo del mesías con desacostumbrada tonalidad en el complemento de la sentencia [Sic] « Cristo viene… y viene bien arrecho».
[Sic] «Barrio san tovia» anunciaba una maltrecha valla artesanal construida con residuos ferrosos a la entrada de la polvorienta calle que fungía de principal. Es que nuestro barrio, quedaba a un costado de la vía de acceso a San Catarino, de allí derivó el nombre, que después, por corrección de los agentes eclesiásticos que bendijeron aquella invasión, adoptó la nomenclatura cristiana de San Tobías, pero el anuncio quedó por mucho tiempo, como estigma de desubicación no solo geográfica sino, también social , cultural y otros adjetivos terminados en al, o en oso.
Cuando cumplí los trece años era tan hábil en pico y pala como con los puños, un amplio registro (o prontuario) en peleas en defensa ajena y unas cuantas también en ofensa propia me ayudarían a comprender prematuramente , el ideologema de las luchas: en los grupos humanos, no suceden entre buenos y malos , sino entre facciones con el mismo grado de maldad, con niveles muy similares de perversidad que piensan distinto y defienden causas diferentes.