Despertad noble guerrero
de las montañas mexica,
tus hijos reclaman luz.
¡Oh! caballero Águila,
De la casta imperial,
De los adoradores
de Quetzatcoatl,
que se inclinaban ante el sol,
reverenciando a la naturaleza.
¡Levantaos Cuitlahuac!
En el nombre de todas
Las fuerzas del universo.
Yo te lo pido.
por los pueblos indígenas agobiados.
Cinco siglos han pasado desde tu partida
y de aquel imperio y de aquella gloria
solo recuerdos moribundos quedaron.
Y después,
miseria tras miseria,
guerra tras guerra,
gobiernos traidores,
y gobiernos rapaces.
También hubo héroes
como el gran Juárez,
mas todo pasó y el tiempo
casi los borra.
Y llegó la ignorancia.
Y también las lamentaciones,
con esa llorona que como leyenda nos perseguía.
La modernidad no nos ha quitado lo que somos.
Alguna vez se tuvo la esperanza
de que algún progreso
mitigara el hambre
de nuestras etnias,
ridículo anhelo.
Alguna vez se tuvo la esperanza
de aceptación entre todas las etnias,
muy cruel y despiadada fue la respuesta
al indio pata rajada.
Le cerramos nuestra puerta
como si del cielo se tratara.
Le negamos el trabajo,
como si fuéramos los dadores de la vida.
Lo aislamos en sus tierras,
como si fuéramos la divinidad en persona.
Y lo dejamos sin esperanzas.
como si fuéramos Dios para condenarlo al infierno.
¡Levantaos Cuitlahuac!
en el nombre de todas
las fuerzas del universo,
Yo te lo pido
por los pueblos indígenas agobiados.