Había una ardilla que se llamaba Lola
siempre estaba sola
y no tenìa cola.
Era la burla de muchos animales.
Pero para solucionar sus males
Dios le diò un consejo:
_vete en un espejo
¡eres un conejo!
¡y te percibiste mal!
¡tonto animal!
_¿acaso no te ves las orejas?
a un burro te asemejas...
El conejo preguntò todavía:
_Señor ¿entonces, no soy ardilla?