Entre sus brazos de otoño, he dado
marcha a mí sentir, con sus besos y
caricias mi piel vuelve a recordar
que no existe día preciso para amar.
Cálidas palabras me hace revivir
el instinto animal que hay en mí.
De rodillas cómo chica buena
esperando su premio, saboreado
aquel caramelo; era mi lengua
recorriendo sus pliegues en
círculos con distintas direcciones, incluyendo las arcadas en mi
garganta que festín.
Sus manos llevaban mi cabeza al
ritmo de su vibrar, sus gemidos
hacían que disfrutara más de aquel manjar.
Caricias firmes recorrían mi
cuerpo, besaba cada imperfección
de mi espalda, mordía mis nalgas
introduciendo sus dedos
abriéndolas, con cada lamida
hacia remolinos en mis surcos
estrechos lubricabandolas con
cada roce.
Mi piel gritaban por más, más de
ese hombre... Mi cuerpo jadeante,
deseoso de sentir las corrientes que
recorren mi piel.
Peinaba mi cabello enredando
sus dedos entre ellos jalándolos
a su pecho, mordiendo mi cuello
besando mi boca, callando
mis gritos, entró en mí...
deseo incandescente; piel de
capuli, ardiente fragancia a jazmín.
El desenfreno que hubo entre los
dos, olvidando nuestros nombres
en un vaivén de placer; los rasguños
en mi espalda, mis nalgas tenían las
marcas de tus manos cómo tatuaje
en mi piel.
Me llevó al infierno del placer,
dónde nuestras almas se perdieron
por un instante encontrándonos en
el cielo para descender del placer,
terminando abrazados muertos
de amor.
#CHOCOLATITOARMG
29/12/2020