Entre la vida, la mina y la tierra
33 mineros bajo el pique
Los hombres buscan una vida
La tierra los atrae y comparten sus riquezas
De oro y cobre
Hasta que sus espaldas se muelan
Junto al mineral
Para darle un sustento a su familia
Con pena y angustia
Su salario es tan triste, como triste el dolor
Y las penas se hacen polvo en cada rincón.
Los dueños de la mina se convierten
En un monstruo sin sentido, ni razón
Desde su oficina sentado en un sillón
Fijan las reglas de la avaricia y el dolor
Mientras el minero obrero
Se entierra en vida en la tierra
Hasta el último eslabón
Sus manos se llenan de polvo oscuro
Y de llagas en su piel
Trabajan por el mendrugo
Que el monstruo les dejó.
33 mineros dentro de una mina
La tierra los tragó
Hoy no se sabe si están vivos
Pero afuera hay una lucha por sus vidas
Rezando sus familias y amigos
Y pidiendo por ellos a “Dios”
Que esos minero con sus caras en polvo
Con sus martillos, piquetas y barrenas
Salgan al exterior.
Mientra sus dueños
Conspiran por salvase de la prisión
Ellos siguen en la mina en la incertidumbre
Con angustia, pena y dolor
Ojalas algún día puedan gritar con ganas
Y luchar con un hacha de guerra
Por eso derechos que hoy no se cumplió
Para asegurar sus vida, en base a la prevención
Para que esos hombres vuelvan a sus casas
Sanos y salvos, para seguir
Entregando ¡Amor!
Volviendo a la mina
Y sacar ese oro y cobre
Aunque sea por aquellos despojos
Que el monstruo les ofrece
Para la riqueza de otros
Y ver como el Rey
Frunciendo su ceño
Retira la vista
Y estremece el suelo
Sin piedad, ni razón.
Autor: Hernán R. Cornejo Véliz