Ni te tocó ni me tocas;
ni yo existo para ti
y tu no existes para mi.
No me resuelvo ni te resuelves
no te llamo ni me llamas
o quizá, solo quizá,
te ingoro y me ignoras,
porque como amantes
el lazo éterico se disolvió,
no en mi ni en ti,
sino en nosotros,
entrelazando el principio,
los sucesos imprevistos
con un final predecible.
Ni yo digo nada y tú...
Tu sigues tan ni tu y ni yo.