La situación de un brillo especial en el sol,
Una sociedad desencadenada a perder la fe,
En ella se moldea una deriva, la angustia del miedo,
acciones repulsivas sin honestidad inquebrantable.
No desperdicia un céntimo en banalidades,
quiere que de algo sirva, conducirse a la verdad,
aún siendo justos también se reciben sollozos,
perros a coro que presagian lo ineludible.
Voces difuminadas en pergaminos con sangre,
de un lado del acantilado brotan seres escarlata,
que descifran extraños parámetros conformados
por esos quedos inexorables.
El palmar se predispone descendiendo por la cuesta
que a ellos los separa,
él baja sus brazos acompasado por sus latidos insuaves
que constantes se ejecutan en su pecho
que debía dar cobijo a la huida de sus nubes.
No le importa cansar sus camaleónicos ojos inaccesibles
ni desencadenar un fuego con sus labios
¿que pronunciar?
¿el nombre, su nombre?
La vulnerable desazón que le deja,
Una apremiante discusión lujuriosa,
Un espectro interpone el abrazo que le enoja,
Y despierta un amasijo de prejuicios cuando la besa.
Conocemos como cada coincidencia nos conecta
Conectamos compañía casi como una canción
Cual cielo crepuscular contando cometas
Centelleando corazones en coalición
Cuatro confines cuyo cosmos conjugó
Cuerpo, confianza, certeza y calor
Cercanos caemos cual claro consagrado
Caminando curiosos calmadas colinas
Ciudades, cerros y campos completos
Castillos condecorados conduciéndonos a colmenas
Cien colores circundados con cálidos combustos
Combinando cada carácter contemplativo
Codo a codo creamos catarsis compungida
Conmistión conmensurada y coercida
Conmigo coexistes con un coeterno cariño
Catecismo concordante y conmovedor
Catadores clandestinos y celosos continuos
Consejeros conmonitorios casi cercenados
Carcomidos cuando cubrimos la consciencia
Casi como canción
Cuando crueles congelamos cordilleras en cición
Con cuidarte considero concluir