La brisa de verano sopla pena.
La dejé entrar en ésta noche vieja, por la vieja puerta de madera abierta.
Se arrimó a la mesa.
Acarició el mantel.
Evitó el olor de las flores secas.
Todo es silencio.
Las sillas vacías.
La comida fría, aún servida.
La risa flota por los rincones de la noche rota.
La brisa de verano sopla pena.
Agitó el lienzo en la pared colgado,
arrugado por el tiempo ya.
Su musa se fue hace tiempo,
no quiso que la miren más.
La noche perdió su encanto.
El día se vistió de noche.
La noche se vistió de espinas.
La brisa de verano sopla pena.
Los regalos dormitan en la repisa,
junto a la vieja foto familiar.
Una canción susurrante va enmudeciendo su gran amor.
La melena de una foto olvidada sacude su desamor.
El reloj marca casi las doce.
El nuevo año está por entrar.
La brisa se fue sin prisa por la vieja puerta de madera abierta.
La vieja noche ya quedó atrás.