Amanecer siete
Mi bella durmiente, hoy empieza un nuevo año,
pero tu no te preocupes, sigue tu reposo,
te ves hermosa cuando duermes,
siempre me detenía en la serenidad de tu rostro,
sin las afugias del deber,
sin las lágrimas furtivas que caían...
por los recuerdos de un pasado triste.
Nunca te pedí saber de tus dolores,
no quería tomar enojos contra nadie,
solo te abrazaba
y apretaba tu cabecita contra mi pecho,
para que su palpitar, te diera la paz,
la tranquilidad de mi corazón amante.
Hoy, en tu coma, ya no inducido,
sino efecto de la enfermedad,
cuando tomo tu mano, para sentir ese calor,
te estremeses y pareciera que suspiras,
como lo hacías, siempre que querías callar.
Mi corazón se compunge, se arruga,
se detiene por segundos
y te quiero abrazar,
pero las mangueras de la vida, me hacen alejar.
Como quisiera poder pasar una nueva noche,
abrazados como tantas otras, sin pensar en nada,
solo por sentir, como lo aprendimos...
el amor del alma, el que no traiciona, ni hiere,
ni requiere formalidades, solo estar
y mantenerse libre en el tiempo,
voluntario en la vida,
perenne en el corazón.
Éramos tan felices con ese nuestro amor,
sin lugares, ni horas especiales para demostrarlo,
te aferrabas a mi, cuando te sentías abatida o triste
y yo encantado te apretaba fuerte
y te decía: te amo, mi hiedra
y la paz te invadía toda y volvías a reir.
Como abrazarte ahora y volver a casa,
sin que digan que soy un loco
y que te quiero matar,
si le ofrecí mi inútil vida a Dios
a cambio de que tu puedas vivir.
Tu podrías sobrevivir con mi recuerdo,
yo, hasta muero de amor cuando te tengo.
Nuestro encuentro no fue casual,
buscabas protección
y encontraste que a mi lado, podrías ser feliz.
Lo logramos y hasta el cielo nos envidió
y lloró con furia,
la noche que de mis brazos te arrancó...
queriéndote llevar...
pero nuestras manos, no se sueltan aún,
ten fuerza, mi bella durmiente,
que con fé la lograremos librar,
la decisión es simple, donde ser felices,
en este mundo hipócrita que hiere y pide perdón
o en la fértil tierra prometida de Josué.
Nuestro amor no tiene tiempo, ni fecha, ni lugar,
solo son dos almas queriéndose abrazar.
Ron Alphonso
1 de enero 2021