En el primer día el mundo no se vuelve otro
con un portazo o un chasquido,
si no se alteran las rutinas, en lo mínimo,
si no cambian las personas, en lo pronto.
Primeros días y la vida arrastra habituales pesos
y su ritmo sigue siendo el mismo.
Cambiar no es espontáneo giro,
no es drástico suceso el Año Nuevo.
Las cosas no acontecen con decirlas,
aunque decirlas es un buen comienzo,
si reinciden las gentes, si tropiezo
en los mismos desniveles de esta vida.