Cuánta belleza
en esas flores
que brindan su encanto,
en un mundo hostil.
Crecen
al la vera de los caminos
que recorren
los migrantes
con su pasos
cansados.
Ven las miserias
del mundo,
pero ponen alegres
panoramas multicolores.
Nada las arredra.
En los confines del mundo,
igual crecen
en parajes nevados
y hasta en inhóspitos
arenales.
Son frescas y frágiles,
pero a pesar
de su efímera vida,
su existencia
es valiosa.
Te regalo
una flor.
En ella va mi amor.
Tú que estás allí.
Pero si ya no estás,
igual ella
lleva mi sello
enamorado.