Hoy, es la noche más oscura y fría que visita mi vida, el fantasma del abandono nuevamente invade mi ser, silencio y oscuridad en una noche de encuentros. De pronto pareciera que alguien llama a mi puerta, ¿Quién podría ser? tal vez sea la inesperada lluvia que golpea mi ventana una y otra vez, pero ¡Qué insistencia al quererme mantener despierta! .Tal pareciera como si un mensaje me fuera a dar y el cielo ¡El cielo truena! y cada vez vuelve a mí como martillazos sobre mi pecho frágil que a penas puede respirar. De pronto siento como si estuviera en todo y en nada a la vez, intranquila, nerviosa e impaciente, aún sin haber logrado dormir. ¡Por fin! llega la estrella de la mañana y el cielo se extiende como cortina fresca sobre mí y ¿yo?, estando y no estando en mi cama, me siento como en un desierto, estoy sola y abandonada.
La lluvia intensa que flageló mi ser ya pasó, tal pareciera como si se hubiera cansado de llorar pues tan solo se escucha el incesante tintinear de las gotas. Cual fragante incienso el olor a tierra mojada invade lentamente mi habitación produciendo en mí intensa paz. Los primeros rayos del sol bañan con su brillante y calida luz las colinas de mi vida, ¡colinas llenas de recuerdos! en donde él me tomaba entre sus brazos, fuerte tan fuerte como si tuviera miedo de no volver jamás. En su mirada profunda siempre estaba yo presente, tanto como las estrellas perpetuán en la eternidad.
Así es mi amado; Él es fresco como la primavera, sus ojos son claros como los campos del trigo que dan buena cosecha, sus cabellos como enredaderas entre mis dedos y su pecho como torre fuerte alrededor de mí. Uno solo es mí amado…Memorables recuerdos de aquellos días, meses y años, en la que nuestras almas corrían como el mar llenos de esperanzas por querer alcanzar el horizonte de la vida. En cada encuentro a la salida y puesta del sol él me amaba y yo también lo amaba.
Súbitamente una brutal tempestad interrumpió aquellos hermosos momentos y con ella llegó la mañana temida en que todo cambió, poderos truenos abatían la tierra al igual que a mi ser, el cielo mismo fue testigo de una separación anunciada que no pudimos o no quisimos entender. Lo recuerdo como si fuera ayer por que en aquella misma colina donde corrimos con tanta libertad también me arrebató al amado, ¡corrí, juro que corrí para alcanzarlo! pero todo fue en vano. Mi corazón se desgarraba por querer alcanzar el suyo, sin embargo fuerzas supremas se lo llevaron lejos para no volver jamás. Fue inevitable pues todo ocurrió de una modo tan inesperado, no nos dio tiempo para ver los rosales florecer ni aun para contemplar la puesta del sol sobre el mar de oro. Ahora comprendo por que él me abrazaba fuerte tan fuerte como si tuviera miedo de no volver jamás. Tal vez, ese era el mensaje que no pude interpretar aquella noche muy parecida a la de hoy.
Después de la tormenta ¡Que fresca mañana ha llegado a mi puerta!, una brisa serena me lleva a recorrer nuevamente aquella colina, hermosos recuerdos invaden mi mente y esa imponente voz se hace presente, la conozco bien y cada vez muy cerca está, mi corazón se estremece como si mis adentros se desbordasen…Anhelo verme reflejada en su profunda mirada, pero él ya no está aquí, incluso yo ya no estoy aquí.
Leidi Elizabeth Tho Chan