LA MUCHACHA QUE PREFERÍA A JACK PALANCE
Yo tuve una compañera de trabajo
que tenía un actor favorito
que se llamaba a.
“Qué alto y qué fuerte, ¿no te parece?”,
me decía a la salida del instituto,
y no podía entusiasmarse
con otro tipo de hombre.
No le gustaban los guapos,
las caras bonitas y artificiales,
y sí, mucho, los hombres altos,
por ejemplo su marido había sido
jugador de baloncesto cuando era joven.
¡Y qué cara tenía ese hombre, Jack Palance!
En la cara del actor ella veía
marcada las huellas de la resistencia,
con sus múltiples vericuetos y señales,
porque decía que aquel rostro como esculpido llevaba
toda una historia detrás,
que era un semblante muy firme,
de apariencia rocosa, lunar casi,
tenía los labios finos,
la cara ancha, la boca grande,
una barbilla imperiosa
y unos pómulos sobresalientes.
Y sus ojos chiquitos eran oscuros y vivos,
negro, el cabello, y en general muy fuerte y muy saludable.
Carmen, por el contrario, era bajita, delgada,
muy pelirroja. Pizpireta en sus andares
y de apariencia muy frágil.
Gaspar Jover Polo