¡Tengo una queja contra él y contra ti!
Y quitándome el barbijo te lo digo,
porque si tú de verdad fueras mi amigo
¡Sabrías que me estoy ahogando aquí!
Pero yo estoy por acá y tú justo allí
donde puedes saborear cada trigo
Y yo... yo solo tengo un frijol conmigo
¡y no imaginas cómo lo conseguí!
Pequeño caramelo quise venderte
como preludio para escuchar un pero*
por la indiferencia, y el no condolerte;
otra vez el sol como mi fiel sombrero
oculta el conejo negro de mi suerte,
sangre amarga en los sudores de un obrero.
...s. ....l