No cambió nada
con el cambio,
sólo la forma
de asumirlo todo.
Asumir que
nada cambió,
con el cambio
de un año cambiado.
Muchos deseos
que esperarán,
tal vez ,
a lo posible.
La posibilidad
que anuncian
vestida de esperanza.
La esperanza
disfrazada de
Pierrot.
Año nuevo,
viejas costumbres,
de ideas romas,
gastadas,
caducas,
oxidadas.
Pero, aún así
nos aferraremos
al bombo de
la suerte
en el sorteo
de las cabezas huecas,
de las ideas cortas,
de los dirigentes sin
brillo ni carisma.
Así , hasta que algo
cambie o algo pase.
Porque sobre nuestras
cabezas anida la idea
de que todo es
susceptible de...
empeorar.