Números locos
que se aproximan,
me quieren ver
sin la bocina,
sin la guitarra,
sin golosina,
sola y contrita
en la cocina.
Números locos
que me rodean,
me acosan tiernos,
me dan la sopa,
me buscan ciegos
si no me encuentran,
corriendo afuera
a toda hora
sobre los campos
si está lloviendo,
y sobre nieve
si el cielo llora.
Números locos
por todos lados,
frente a mi cara,
detrás del vidrio
de la pantalla
grandota y sonsa
que esconde cifras
que ella atesora
sin que se digne
decirme nada.
Números locos
en mi cabeza,
en torbellinos
de tanta gente
que trabajando
mueve las horas,
los días buenos,
los que no cuentan,
los que me siguen
hasta la aurora
y los que veo
cuando me nombran.