Amanecer diez
Hace unos años una hermosa hispano - británica,
Jeanette, cantaba: \"Toda la noche oliendo a ti,
mordiendo la almohada oliendo a ti...\"
Anoche, recordé esa canción
que en nuestras noches bohemias,
escuchábamos y cantábamos;
y es que toda la casa huele a ti,
recuesto mi cabeza en tu almohadón y te siento,
estas ahí, como siempre
y mis lágrimas corren en silencio
y se confunden con tu esencia.
No son lágrimas de dolor, Monita,
son de esas que se escapaban al pensar...
que quizá nos encontramos tarde,
cuando la vida apremiaba
y debíamos tener prisa,
para robarle la poquita felicidad que quedara.
Lo logramos, vivimos el día a día,
despreocupados, libres, tranquilos,
entregados a nuestra paz prometida.
Nos dolimos cuando algo
o alguien interrumpió nuestra tranquilidad,
pero pronto, decíamos: hasta aquí
y volvíamos a sonreír
y a sentir la calidez del abrazo,
que tanto disfrutábamos.
La música acompaño nuestro transcurrir,
la música me ira recordando cada día,
que no pasaste por mi vida,
sino te quedaste en ella,
con las pequeñas cosas,
con tus salsas y genialidades gastronómicas,
con tu café siempre enfrente mio,
con tantas pequeñas cosas,
con nuestros abrazos,
que lograron sustituir todo lo demás,
fuimos felices, hoy lo sé,
aquí seguiré esperando, mi bella durmiente,
a que despiertes y ver qué propones,
vamos pa\'esa, Morita de mi vida.
Ron Alphonso
4 de enero 2021