Por lo general, la solución está en plantear adecuadamente el problema.
Este caso, es el fraude o mejor, el comportamiento sociopático.
Los sociópatas, individuos encantadores, socialmente empáticos, envuelven a los demás, víctimas, con sus lisonjas certeras; fríamente urden para alcanzar sus fines, los que pueden ser económicos, popularidad, asesinato, etcétera.
Esta gente detectada flagrante da un portazo en las narices.
Cuando el daño es aceptado por la gente el riesgo es mayor; el nivel del crimen escala.
Una forma de encubrirse que tienen estos malvados es mediante la amistad, el halago, tomar iniciativas aunque les sean excéntricas; no les interesan los otros sino que ellos mismos.
El grupo social en que se desenvuelven los sociópatas tiende a no creer cuando se les denuncia, pues han creado lazos de confianza, sin profundizar sus fundamentos, están basados en impresiones y el dejarse arrastrar por la mayoría.
Ojo, pestaña y ceja.