Sólo hay tristeza en mi alma.
En esta copa exhausta nadie apura
un júbilo escarlata, únicamente
hurañas, enlutadas lejanías
que la noche copiosa trae consigo
En esta copa sume la tristeza
sus párpados salóbres y remotos,
y el amor su tormento y terciopelo,
un fuego y un redoble de ataúdes.
En esta copa aulla solo por un vino
la muerte de sus deudos más atroces,
y trémulos destellos la recubren
con un manto de sílabas moradas.
En esta copa frágil, el lamento,
la arena fugitiva y las violetas,
y hasta un dejo de cruel melancolía
vierte su dulce amargo en la ceniza.
En esta copa inútil, hondos nombres
como lentos corales van alzando
sus ramos de jamás hasta mi boca
y una ardiente mudez de sal tardía.
En esta copa ausente todo gime:
los dolores que tuve, decepciones, el desamparo,
las manos de la lluvia, el estruendo y el olvido
de la mano filial que desencadenó lo oscuro.