Ben-.

Bocas llameantes-.

Entre sombras.

Como bocas sedientas

o páramos de roca o lava.

Traspuestos los sinónimos,

vacíos los crepúsculos, cenit

debilitado por la tangencial

muerte de un pájaro crucificado.

Muerto. Sólo como sombra.

Existe una resurrección neutra,

de metal añadido, de rosal incierto,

que estuviera anocheciendo, entre

las manos, sus uvas de tierra apelmazada.

Entre sombras. Como pájaros distantes

o aves nostálgicas. Mueren

en mí, cientos de palomas moribundas.

Como ayeres redondeados, cuyas puntas

metálicas iniciaran un revuelo de plumajes.

Entre mis brazos solitarios y vacilantes,

la tierra redonda, con su sabor a diente

y dentadura de niño insobornable.

Apenas la boca tierna y musical.

Apenas los labios de leche infecta.

Apenas las hendiduras metalizadas

por heridas suculentas, apenas esos labios,

como las bocas del ciego.

Y en esa llama morir y nacer solo,

entre sombras-.

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