Romey

Tristezas, semiyas de sonrisas venideras

Azul...

La noche cae escarlata de la alta cúspide de este mundo piramidal... Nubes encubren las miradas amadas, las manos que desean acariciar la suavidad de tu piel blanca y solo encuentran muros de palabras, solo tocan la nada, y en mi boca se agolpa repentinamente un silencio visceral...creo que te he visto pasar, rápida cual centeya, beya y media velada, a corta distancia...casi pude besarte...te vi en tu nube volar... No sabes cuánto me aguanté, me amarré bien fuerte a un mástil para no poder moverme; tu canto me encantó la mente...pero estoy bien sabiéndote en tu esencia natural, desnuda de toda impureza, vacía de maldad, un alma auténtica, sobreviviente entre las fieras sicódelicas, salvada de los dientes de los leones azules que acechan todas las noches por las urbes donde no hay otras luces que las que tú pones, marcando los cruces con flores, fiel a tu costumbre de amar sin inconveniente, y siempre incondicionalmente.

No puedo acordarme de nada, las imágenes ruidosas se acumulan en mi memoria a veces, y traen estridencia, indiferencia cruel, propia defensa contra el mal inminente, pues por mi zona suele rondar la muerte... La tengo controlada, nada de que preocuparme, no me ve... Volveré a recuperarme del todo, reuniré los destrozos de lo que fué mi corazón, y te daré un poco de amor en un soplo... Aún es pronto: la sombra es proyectada hacia atrás desde tus ojos, y abajo cae desplomado tu yanto al suelo árido mientras haces tu trabajo: diseñar el vuelo de los pájaros, y gozar la eternidad entre las alas de las mariposas soñando devenires. Eres libre, diosa, o persona hipersensible, única en tu estirpe, y la lucidez de tu éxtasis permanente nunca se extingue. No temas, no te amedrentes ni ante la muerte, tú eres más fuerte! Revélate, demuéstrale tu poder humilde, sublime. Sonríete.