La liturgia de los besos que no te doy
Todo en mí lo siente todo.
Como una panacea reversible de fragor
universos enjaulados y entre otros.
Más cercanos y obsoletos imbricados en mi yo.
Se introspecciona el ósculo amenizado la antesala
danzan las bohemias como ecos de un adiós.
Un adiós que dentro de mi ser vuela y baila
que es consorcio de las sonatas
aspavientos del cúmulo del tiempo
que me va organizando el consentimiento
de volverme a tí como hilos de tambor.
Que suene en tus latidos como estruendos
Que desfile como el equipaje de un temperamento
Que caiga como la cal comida de paredones.
Todo en mí te quiere en todo lo que no puedo.
Y se me ensambla la voz moribunda en mis ríos lunares
para acostarse en tu regazo furtivo en la niebla
Arrumacos de nostalgia emulgen mi dolor.
Ya me suena desquiciado y equidistante
Cóncavo en la laguna del alma imperturbable
Como liturgia de los besos que no te doy.