Te extraño
Marchaste silenciosamente a la habitación eterna
Como el suave ritmo ondulante de las olas
Como la tenue llovizna triste y pálida
Como un día gris donde la tarde caduca
Dejaste tu aroma como el perfume de gardenia
Que me deja el deseo de seguir sintiendo tu presencia
Me quedo con tu recuerdo esculpido en mi mente
Y me quedo con tus férvidas caricias.
Me quedo con tu saludo, “hasta que nos veamos otra vez”…
Halaste con fuerza y nos llenaste de sentimiento.
Tus palabras fueron como una fuente eterna del alma
Palabras como una cuenca profunda, que surgen del fondo, puras
Palabras como gotas diáfanas en la flor de azucena
Brotaron del corazón saturado como una lluvia de versos
Y saturaron como el perfume de gardenia
Dejando el sabor de tu existencia.