No puedo hablar de lo que siento, porque tal vez sería demasiado. Lo que siento por ti no se acaba, aún, y por momentos se disipa, pero es como una fuerte corriente de aire que va y viene, una tormenta que me presiona el pecho cada vez que tu recuerdo me encuentra.
Me siento un poco absurda hablando de ti, ya debería haberte olvidado, ya debería haber dejado de idealizarte e imaginarme momentos especiales contigo, ya naufragé en otros otras playas, y contemplé el cielo más hermoso, pero aún no logro olvidar tus ojos, tus ojos...
Ya debí haberme olvidado de todas mis mentiras, mis edificaciones de sueños nocturnos, pero aún no sucede.
Me pregunto si de pronto los huecos que tengo en el estómago sean las causas de tal acontecimiento; tantos vacíos sacando los colmillos y las garras cual bestia demoníaca queriendo arrebatarse de cualquier pequeño sentimiento para alimentarse, pero los vacíos no llenan vacíos, y yo tengo agujeros hasta en las uñas.