Te miraría
volar sobre los mares
de alguna playa.
De esta manera
dormiría, contigo,
sobre las olas.
Y bailaríamos
un vals inacabable
con las resacas.
Te buscaría
por sendas y caminos
que nadie emplea.
En las montañas,
en cauces de los ríos,
y en las majadas.
Luego, en las noches,
veríamos estrellas
pasar fugaces.
Te escucharía
leerme tus poemas
en el otoño.
Y de tus labios
un néctar bebería
ansiosamente.
Licor de miel
en versos y con besos
de enamorado.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/08/20