Abrigado por la falleciente luz de la luna
Descanso mi alma en tus afluentes cristalinos
Navega mi sangre como fiera mansa
Hasta aquietar su latido en tu geografía y tus praderas
Ríos de cauces rebeldes, donde habitan mis ojos
Soslayando soledades con tu místico susurro
Flota en tus aguas la desnudez de mi juicio
Anhelando la entrega en mares infinitos
Levanto mis brazos para acariciar el aire
Cual si fuera el seno de la virginal montaña
Donde nacen los rayos, la tempestad y el jilguero
Y la absoluta pasión de mi ánima peregrina
Adherido a la visión infinita de tu pradera desnuda
Late mi corazón entre la brizna y el campo
Mis manos ingenuas que deshojan las flores
Y tú vientre angelical entre la hierba y el cielo