Adelaine Soto Alvarez

LASTIMADA

 

Es cierto

Lo que el vulgo dispara

En su anhelo

Por ser más que un trapo sucio

Era yo misma

Aletargada

Con las manos en cruz

Lastimada y llena de corchetes

Mientras tú reías

A mandíbula abierta

Un hilillo salía letanoso

Por los orificios azules y amarillos

También tenía los dientes clavados

Contra el fuego

Tus ojos de ermitaño

Trataban de apagar las llamas

Que ardían

Temblorosas

Adheridas a la parte desteñida

Saltaban grillos y corbetas

Con toda la estridencia

De un disparo

La luz a medio tono

Serpenteaba

Entre el rojo de la sangre

Y el negro de mi pecho carcomido

También había un ojo

Imperfecto

Agudo

Y no bastaron las suplicas

Ni el grito del esternón

Todo bajo el éxtasis de las imperfecciones

Esperaban por el sermón divino

A duras penas lograba escuchar

La reminiscencia

Del último tambaleo

De esa mujer

Que era yo y no era yo

Llena de piedras y rasguños

Siempre ovillada

Entre el asombro y la demencia

Muchas veces me ajustabas las alas

Con clavos de comer

Y nuez moscada

 Otras dejabas que cayera

Sobre el ciprés

Y el diente de perro

Mientras me afanaba

Por quererte sin bombardeos de lujuria

Sentíamos de cuando en cuando

Un fervor más activo

Y aunque tu llama se apagaba

Y la mía no

Nunca el vudú triunfo entre nosotros

Mas bien las vírgenes de yeso y marmolina

Contaban las cuentas del relicario

Santificando nuestro descenso

Qué podía hacer

¿Ante tanto desafuero?

Si dejaste de ser de hueso y piel

Para convertirte

En esa masa imperfecta

Y sin entrañas

Que bambolea su cruz

Entre éxitos de mala muerte

Y ese vagón errante

Que has convertido en lecho.