Alexandra Quintanilla

Lo que la vida me ha permitido ser.

Si me hubieran dejado escoger, sería una mujer inquebrantable, una mujer de tierra, sol y aire. Semblante serio y con vista puesta siempre al cielo. Yo escribiría de ello, bueno, escribiría sobre lo que sea en cualquier momento. De vez en cuando me vería al espejo y jugaría con la complejidad del reflejo, al cabo de otro día regresaría, me vería bella y me bailaría por variables dispuestas al razonamiento. -La belleza es subjetiva, no importa la apariencia sino el ojo que la mira.-

Si me hubiesen dejado ser, fuese una mujer de época, épica y ciencia. Fijaría la atención hacía la belleza interna, una dualidad de arte e inteligencia. Puesta en guerra ante la desigualdad y paz hacia toda variedad y circunstancia, inconquistable hacía lo que no posee alma. Fuese alta, piel morena bajo el sol haciendome brillar mi espalda larga, referente a la belleza demasiado humana, de vez en cuando con la mirada de estrella cabizbaja, los pies descalzos en la arena y mi escuchar sobre las olas que se arrastran. Si me hubiera tocado escoger, mis manos cogerían papel y la tinta pintaría palabras, actos y circunstancias. Yo, me fabricaría tal cual, con los defectos que ahora tengo, la misma melancolía que ahora guardo y me permite, apretar nudillos en mi garganta en cualquier lejana ahora madrugada. Las mismas cicatrices quemándome la piel, las mismas armas desarmando las causas, amando a las mismas personas que han amado el eco de mi ser. Hubiese dejado escapar a los mismos que escaparon a la ira de mi hiel, hubiese perdido a los mismos que dejé perder; perdonado a quienes perdone y, me habría disculpado con quienes me disculpe, arrepentido de lo que me arrepentí y caminado y corrido por donde corrí y caminé. Si me hubiesen dejado ser, vean me ahora, sería justamente lo que la vida me ha permitido ser.